lunes, 22 de julio de 2013

Secuestro express

Una cosa que me he saltado pero recuerdo a la perfección es cuando aún vivíamos en el piso (casi seguro, aunque quizás era ya en el restaurante, pero creo que no).

Mi padre muy muy muy borracho me cogió de madrugada y me llevó a Mercagranada en nuestro vehículo de aquel entonces, una furgoneta Mercedes. Me puedo imaginar cómo se quedó mi madre entonces.

Del trayecto recuerdo sobre todo un momento. Ahora hay un cruce a distinto nivel para entrar a Mercagranada desde la carretera de Córdoba, pero antes era un cruce a nivel muy peligroso con un STOP. Pues mientras hacíamos el STOP, vi que mi padre lloraba y le pregunté el motivo (deciros que yo ahí tenía COMO MUCHO 4 años). Su respuesta fue que era porque no teníamos dinero.

Casi me pongo a llorar yo. Ya sabía lo que eran los pobres, salían mucho por televisión y se encontraban pidiendo en las calles, sin casa ni comida. Sucios y desagradables. Me vi así. En fin...

Llegamos a Mercagranada y recuerdo a mi padre gritándole a mi abuelo y a su socio intentando calmarle. Mientras el socio lo distraía recuerdo que mi abuelo me llevó a su coche y me dijo que me quedara allí. Era de madrugada en medio de varias naves en una explanada tan grande como es Mercagranada. Pasé mucho frío.

domingo, 14 de julio de 2013

Vivimos en el restaurante

Al igual que os conté, que durante los años que viví en el piso fui feliz o eso creo; durante los meses, no llegó al año, viviendo en el restaurante, creo que no tengo ni un recuerdo positivo. Quizás uno o dos. Allí conocí a un tal David, un niño de mi guardería, que fue mi mejor amigo mientras estaba allí y más tarde a otro, Germán, que luego fue mi mejor amigo durante casi toda mi infancia hasta las 11 años o así. Mis padres también fueron "buenos amigos" de los suyos.

Luego, en mi casa todo era horrible. Recuerdo a mi padre casi siempre borracho. Recuerdo que yo pensaba que eso era normal en los padres.

Pensad en un alcohólico que trabaja en un lugar con acceso directo al alcohol. ¡BINGO!

Todo eran voces, malas formas... ¡ASCO!

Yo era muy pequeño y supongo que no me di cuenta de muchas cosas, aparte que mi madre siempre tapaba a mi padre, pero recuerdo varias escenas de violencia, no con mi madre, pero sí con otros hombres, de mi padre pelearse a puñetazos muy borracho. Si no me equivoco, una vez también con un primo suyo... Creo que esa vez, o quizás fue otra, le echaron un ojo abajo a mi padre.

También recuerdo estar mi madre y yo sentados por fuera de la barra del restaurante y mi madre pedirle a un camarero que estaba dentro que por favor fuera a ayudarle a separarlos.

Como las borracheras eran tan continuas, también recuerdo a los camareros diciendo: "Míralo, ya viene por ahí" o "¡Anda que hoy sí que viene bien!". Lo decían delante mía porque supongo que pensaban que yo no me enteraba de nada.

¡Ah! recuerdo también que yo tenía otro amigo, el hijo de un vecino, era mayor que yo y me aburría como una ostra con él. Echaba de menos a las niñas vecinas en el piso.

Recuerdo muy bien, aunque no venga a cuento, un día que mi madre me acostó en su cama mientras ellos seguían trabajando abajo en el restaurante y vi en los cristales del balcón una araña muy grande de estas patilargas. No sé por qué pero lo recuerdo. Me dio mucho miedo, mi madre subió en ese momento y la mató.

domingo, 7 de julio de 2013

El acuerdo

El "acuerdo" al que se llegó es un poco complicado de entender desde fuera. Habiéndolo vivido yo desde dentro no lo tengo todavía claro, porque dio lugar a muchas disputas entre hermanos (mi padre y mis tías) y he escuchado diferentes versiones. Yo voy a contar la conclusión a la que he llegado.

Mis padres se quedaron con el restaurante y nos fuimos a vivir allí, ya que tenía una vivienda justo encima donde habían vivido mis tíos (creo) mientras llevaban ellos el restaurante. Mis tíos se fueron a vivir al piso que mis padres ya habían comprado mientras buscaban algo.

Así estuvimos, creo que casi un año, no llegó me parece. Luego el acuerdo fue más allá y se "acordó" lo siguiente:

Mi padre había trabajado en Mercagranada con mi abuelo y un socio durante varios años y se presuponía que mi padre se iba a quedar con la parte de mi abuelo cuando este se jubilara.
Ahora, como mi padre estaba con el restaurante, mi tío se quedaría con el puesto de mi abuelo, una nave y nuestro piso. A cambio mi padre recibiría el cortijo, la que hoy es mi casa, y mi abuelo le ayudó, si no tengo mal entendido, a pagar algunas letras del restaurante.
Por su parte, mi otra tía, que no tenía nada que ver en esta discusión entre hermanos, recibió de mis abuelos un piso en Granada capital y otro en Güéjar Sierra.

Según mi padre, él nunca le dio su piso a mi tía, si no que "se lo prestó mientras se buscaban algo y sacaban un poco la cabeza".

Años más tarde hubo un cruce de denuncias entre hermanos para decidir de quién era el piso, pero eso será más adelante.

En la próxima entrada os contaré cómo vivimos mi madre y yo mientras estuvimos en el restaurante: La palabra clave será el alcohol.

domingo, 30 de junio de 2013

Así no vamos bien

Nota previa: Antes de seguir con el tema del restaurante, y como quiero ser lo más objetivo y justo posible con todas las partes, he de decir que yo conozco la versión de mis padres y abuelo, nadie más me ha hablado del tema.

Como mi padre no se entendía bien con mi tío, decidieron repartir. Mi tío trabajaría el restaurante a cambio de nada siempre y cuando fuese pagando el préstamo que mi padre había pedido, mientras mi padre se desvincularía por completo y seguiría con su trabajo.

Así lo hicieron. El problema fue que mi tío dejó de pagar el préstamo y el banco con quien tenía que ajustar cuentas era con mis padres. Quiero aclarar que aunque el préstamo lo tuvieron que firmar mi padre y mi madre como matrimonio, mi madre nunca quiso hacerlo, solo era por no discutir.

Como mi tío no pagaba, le dijo que se tenía que ir de allí. Mi tío, antes de trabajar allí, había tenido trabajos de temporada, durante el invierno en Sierra Nevada y en verano en Baleares. Y claro, si mi tío se iba, mi tía se iba con él pero mi abuelo no quería, así que le pidió a mi padre que le dejara en el restaurante y que él (mi abuelo) iría pagando el préstamo. Mi padre respondió que no, que si a mi abuelo le pasaba algo, ¿quién iba a pagar?

Así que tras mucho pensar, llegaron a un "acuerdo". Pero eso en la siguiente entrada, que será una de las que más haya marcado nuestras vidas... Las de todos, mis padres, mi hermana y yo, pero también las de mis abuelos, tíos, tías, primos, etc.

Hasta la próxima.

domingo, 23 de junio de 2013

Oye, y si...

Oye, y si abrís el restaurante mi novio y tú —le sugirió mi tía a mi padre—, él es cocinero.

Mi tío trabajaba en un bar o restaurante en Sierra Nevada, no me preguntéis detalles porque no me acuerdo, pero yo estuve. Estoy hablando que aquí yo tendría unos 4 años todavía.
Tras bastante hablar, que sí, que no, decidieron que iban pagando entre los dos la hipoteca y todo a medias, mientras mi padre seguía viajando con su trabajo de siempre y mi tío trabajaba en el restaurante, y mi padre echaba una mano cuando no estuviera viajando. Entretanto mi padre metía lo que ganaba con sus viajes en la caja del restaurante y se repartía también.
Mi tío vendió un apartamento que tenía en Sierra Nevada y lo invirtió allí, según mi padre porque a él le dio la gana y nadie se lo pidió. Supongo que mis tíos tendrán otro punto de vista.
Un vecino del restaurante, que vendía bicicletas, celebró allí la comunión de su hija. A las semanas mis padres, extrañados de que aún no hubiera pagado, fueron a preguntar qué ocurría. La respuesta fue que mi tía y mi tío habían ido a su tienda y se habían llevado una bicicleta para cada uno como pago por la comunión. No sé si sería así o no, pero esas bicicletas yo las he visto, de hecho recuerdo perfectamente la de mi tía, rosa, con detalles y una cestita... Muy mona.

Ya seguiré, porque esto da para varias entradas, pero como os podéis imaginar, esto no iba a buen puerto.

domingo, 16 de junio de 2013

Emprendedor

Como iréis leyendo en futuras entradas, mi padre siempre ha sido un emprendedor en los negocios. Supongo que al ver a mi abuelo hacer lo mismo durante años, que empezó desde cero y creó un patrimonio bastante bueno, él que pensaba que era capaz de hacer lo mismo, pero por supuesto mi padre no tiene la cabeza tan bien amueblada como mi abuelo, amén de que eran otros tiempos, la suerte que pudiera tener... bah... gilipolleces, mi padre era un cabeza loca y hacía y deshacía negocios sin ton ni son.

Viviendo en el piso un día llegó y le dijo a mi madre que todos los ahorros los había invertido en la entrada de un restaurante en Cenes de la Vega. ¡Con dos cojones! Supuestamente era una inversión segura y la quería para alquilarla o venderla, en ningún momento para trabajar ellos ahí. Os recuerdo que mi padre tenía un trabajo que por sí solo nos habría asegurado una buena vida.

Lo que viene a partir de ahora cambia bastante el transcurso de nuestras vidas.

lunes, 10 de junio de 2013

Viviendo en el piso

Estando allí viviendo mi madre tenía miedo de mi padre sobre todo cuando venía borracho... Frecuentemente.

¿Qué podía hacer mi madre? Llamar a mi abuelo para que pusiera a poner orden. Ella pensaba que mi padre lo iba a respetar, por ser su padre y que dejaría de comportarse así.

Cierto día de borrachera, mi madre llamó a mi abuelo como solía hacer, y mi abuelo le dijo a mi madre que un amigo (le dijo quién y lo conozco) le había dicho que eran problemas de pareja y que mejor que no se metiera, así que mi abuelo decidió no intervenir más.

Mi madre desde entonces lo que hacía era llamar a su hermano, mi tío, y éste venía y era el que intentaba poner orden. Por supuesto mi padre intentó cortar la relación con él lo más posible.