domingo, 30 de junio de 2013

Así no vamos bien

Nota previa: Antes de seguir con el tema del restaurante, y como quiero ser lo más objetivo y justo posible con todas las partes, he de decir que yo conozco la versión de mis padres y abuelo, nadie más me ha hablado del tema.

Como mi padre no se entendía bien con mi tío, decidieron repartir. Mi tío trabajaría el restaurante a cambio de nada siempre y cuando fuese pagando el préstamo que mi padre había pedido, mientras mi padre se desvincularía por completo y seguiría con su trabajo.

Así lo hicieron. El problema fue que mi tío dejó de pagar el préstamo y el banco con quien tenía que ajustar cuentas era con mis padres. Quiero aclarar que aunque el préstamo lo tuvieron que firmar mi padre y mi madre como matrimonio, mi madre nunca quiso hacerlo, solo era por no discutir.

Como mi tío no pagaba, le dijo que se tenía que ir de allí. Mi tío, antes de trabajar allí, había tenido trabajos de temporada, durante el invierno en Sierra Nevada y en verano en Baleares. Y claro, si mi tío se iba, mi tía se iba con él pero mi abuelo no quería, así que le pidió a mi padre que le dejara en el restaurante y que él (mi abuelo) iría pagando el préstamo. Mi padre respondió que no, que si a mi abuelo le pasaba algo, ¿quién iba a pagar?

Así que tras mucho pensar, llegaron a un "acuerdo". Pero eso en la siguiente entrada, que será una de las que más haya marcado nuestras vidas... Las de todos, mis padres, mi hermana y yo, pero también las de mis abuelos, tíos, tías, primos, etc.

Hasta la próxima.

domingo, 23 de junio de 2013

Oye, y si...

Oye, y si abrís el restaurante mi novio y tú —le sugirió mi tía a mi padre—, él es cocinero.

Mi tío trabajaba en un bar o restaurante en Sierra Nevada, no me preguntéis detalles porque no me acuerdo, pero yo estuve. Estoy hablando que aquí yo tendría unos 4 años todavía.
Tras bastante hablar, que sí, que no, decidieron que iban pagando entre los dos la hipoteca y todo a medias, mientras mi padre seguía viajando con su trabajo de siempre y mi tío trabajaba en el restaurante, y mi padre echaba una mano cuando no estuviera viajando. Entretanto mi padre metía lo que ganaba con sus viajes en la caja del restaurante y se repartía también.
Mi tío vendió un apartamento que tenía en Sierra Nevada y lo invirtió allí, según mi padre porque a él le dio la gana y nadie se lo pidió. Supongo que mis tíos tendrán otro punto de vista.
Un vecino del restaurante, que vendía bicicletas, celebró allí la comunión de su hija. A las semanas mis padres, extrañados de que aún no hubiera pagado, fueron a preguntar qué ocurría. La respuesta fue que mi tía y mi tío habían ido a su tienda y se habían llevado una bicicleta para cada uno como pago por la comunión. No sé si sería así o no, pero esas bicicletas yo las he visto, de hecho recuerdo perfectamente la de mi tía, rosa, con detalles y una cestita... Muy mona.

Ya seguiré, porque esto da para varias entradas, pero como os podéis imaginar, esto no iba a buen puerto.

domingo, 16 de junio de 2013

Emprendedor

Como iréis leyendo en futuras entradas, mi padre siempre ha sido un emprendedor en los negocios. Supongo que al ver a mi abuelo hacer lo mismo durante años, que empezó desde cero y creó un patrimonio bastante bueno, él que pensaba que era capaz de hacer lo mismo, pero por supuesto mi padre no tiene la cabeza tan bien amueblada como mi abuelo, amén de que eran otros tiempos, la suerte que pudiera tener... bah... gilipolleces, mi padre era un cabeza loca y hacía y deshacía negocios sin ton ni son.

Viviendo en el piso un día llegó y le dijo a mi madre que todos los ahorros los había invertido en la entrada de un restaurante en Cenes de la Vega. ¡Con dos cojones! Supuestamente era una inversión segura y la quería para alquilarla o venderla, en ningún momento para trabajar ellos ahí. Os recuerdo que mi padre tenía un trabajo que por sí solo nos habría asegurado una buena vida.

Lo que viene a partir de ahora cambia bastante el transcurso de nuestras vidas.

lunes, 10 de junio de 2013

Viviendo en el piso

Estando allí viviendo mi madre tenía miedo de mi padre sobre todo cuando venía borracho... Frecuentemente.

¿Qué podía hacer mi madre? Llamar a mi abuelo para que pusiera a poner orden. Ella pensaba que mi padre lo iba a respetar, por ser su padre y que dejaría de comportarse así.

Cierto día de borrachera, mi madre llamó a mi abuelo como solía hacer, y mi abuelo le dijo a mi madre que un amigo (le dijo quién y lo conozco) le había dicho que eran problemas de pareja y que mejor que no se metiera, así que mi abuelo decidió no intervenir más.

Mi madre desde entonces lo que hacía era llamar a su hermano, mi tío, y éste venía y era el que intentaba poner orden. Por supuesto mi padre intentó cortar la relación con él lo más posible.